lunes, 14 de noviembre de 2016

La economia de las caricias

Hace unos días me mandaron un video sobre “La economía de las caricias”, donde Alex Rovira habla sobre que los seres humanos necesitamos para vivir de alimento, oxígeno y agua, pero sobre todo necesitamos caricias. Me pareció poéticamente muy lindo, así como también muy acertado en un nivel más terrenal. Me gustan las cosas que no son tangibles, que no pueden ser cuantificadas. Las caricias como materia prima para la vida, las caricias entendidas no solo como caricias per se, sino como compañía, apoyo, etc. En un mundo donde las relaciones tanto sociales, como laborales, cuestan bastante, las caricias parecen ser un recurso escaso. Sin embargo, el mundo actual ofrece varias alternativas artificiales y vacías para las caricias. Al deambular por la ciudad, durante el día, durante la noche, puedo ver toneladas de rostros en búsqueda de caricias, generalmente en lugares donde no las hay. Eso me hace pensar en cómo esta necesidad ha sido adoptada para la moda, lo popular y el comercio. Y a partir de esta “necesidad básica” para la vida, se han ido creando necesidades secundarias y hasta terciarias que se perciben en lo actual como indispensables para la vida. Y veo esos rostros vacíos en búsqueda de algo que saben que lo necesitan pero no tienen ni la más mínima idea de cómo encontrarlo, y cuando eso que buscan se les presenta en frente, no lo reconocen, y escapan con miedo. Eso entra en resonancia con algún concepto social que he leído por ahí, ese que habla de ciudadanos inseguros, temerosos, siendo así, gobernables, dominables. Entonces se crean lugares para satisfacer la necesidad de “caricias”, donde las “caricias” no entran, y fomentan un miedo, una inseguridad hacia las mismas, una mala prensa de eso que te hace vivir.

En el video también Rovira habla que cuando no podemos encontrar caricias buenas, lo que hacemos naturalmente, es tratar de llenar ese espacio con lo que encontramos más cerca, caricias malas. No soportamos la sensación de vacío por eso buscamos llenarlo de cualquier manera. Son cosas que también quedan vibrando en mi cabeza y en base a eso analizo lo que veo en la vida cotidiana. También encuentro esto, a montones. También vivo esto, a montones. Esos rostros tristes y vacíos, buscando llenarse ante cualquier precio, y de cualquier manera.

Este tipo de cosas es importante pensarlas de vez en cuando. Así quizás poder vivir más tranquilo, más perceptivo, y más simple. Así cuando las caricias estén cerca, poder disfrutarlas y así, simplemente, vivir. 

¡No grites más!

No grites más, si el dolor tensa los nervios
Hace rasgar tus cuerdas vocales
Entonando desde las entrañas una condensada expresión
Que se manifiesta como tus más temidos miedos
Acállalo.
No grites más. Nadie va a escucharlo
Por ende ese grito recae en silencio.
No grites más, no es el camino, tampoco la solución.
No vas a encontrar alivio, no vas a encontrar la luz.
No grites más, que cuento más gritas, más te alejas.
Cuanto más sufres, más espantas.
Cuanto más lloras, más te ahogas.
No grites más, solo es un llamado a los demonios
que te rodearan, te someterán
Y ya no habrá salida.
¡No grites más! Con ello avivas la llama del dolor
Pensás que largas, pero fomentas la autodestrucción.
¡No grites más! Que cuando aprendas a callar
Cuando aprendas que no hay nadie del otro lado
Cuando te descubras en la soledad
Entenderás que callado, podrás volver a caminar.

¡No grites más!