Hace unos días me mandaron un video sobre “La economía de
las caricias”, donde Alex Rovira habla sobre que los seres humanos necesitamos
para vivir de alimento, oxígeno y agua, pero sobre todo necesitamos caricias.
Me pareció poéticamente muy lindo, así como también muy acertado en un nivel más
terrenal. Me gustan las cosas que no son tangibles, que no pueden ser
cuantificadas. Las caricias como materia prima para la vida, las caricias
entendidas no solo como caricias per se, sino como compañía, apoyo, etc. En un
mundo donde las relaciones tanto sociales, como laborales, cuestan bastante,
las caricias parecen ser un recurso escaso. Sin embargo, el mundo actual ofrece
varias alternativas artificiales y vacías para las caricias. Al deambular por
la ciudad, durante el día, durante la noche, puedo ver toneladas de rostros en búsqueda
de caricias, generalmente en lugares donde no las hay. Eso me hace pensar en cómo
esta necesidad ha sido adoptada para la moda, lo popular y el comercio. Y a
partir de esta “necesidad básica” para la vida, se han ido creando necesidades
secundarias y hasta terciarias que se perciben en lo actual como indispensables
para la vida. Y veo esos rostros vacíos en búsqueda de algo que saben que lo
necesitan pero no tienen ni la más mínima idea de cómo encontrarlo, y cuando
eso que buscan se les presenta en frente, no lo reconocen, y escapan con miedo.
Eso entra en resonancia con algún concepto social que he leído por ahí, ese que
habla de ciudadanos inseguros, temerosos, siendo así, gobernables, dominables.
Entonces se crean lugares para satisfacer la necesidad de “caricias”, donde las
“caricias” no entran, y fomentan un miedo, una inseguridad hacia las mismas, una
mala prensa de eso que te hace vivir.
En el video también Rovira habla que cuando no podemos
encontrar caricias buenas, lo que hacemos naturalmente, es tratar de llenar ese
espacio con lo que encontramos más cerca, caricias malas. No soportamos la sensación
de vacío por eso buscamos llenarlo de cualquier manera. Son cosas que también
quedan vibrando en mi cabeza y en base a eso analizo lo que veo en la vida
cotidiana. También encuentro esto, a montones. También vivo esto, a montones.
Esos rostros tristes y vacíos, buscando llenarse ante cualquier precio, y de
cualquier manera.
Este tipo de cosas es importante pensarlas de vez en cuando.
Así quizás poder vivir más tranquilo, más perceptivo, y más simple. Así cuando
las caricias estén cerca, poder disfrutarlas y así, simplemente, vivir.
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